La vida extraterrestre y las nuevas dimensiones se incluyen en el ejercicio de futurismo hecho por 'Scientific American'
MALEN RUIZ DE ELVIRA
El País, España
Hay acontecimientos, tanto naturales como causados por el hombre, que pueden suceder en cualquier momento y tienen la capacidad de transformar el mundo, aunque normalmente ni nos acordemos de tales posibilidades. Sobre esta reflexión la revista Scientific American ha pedido a los expertos que seleccionen y analicen 12 de las novedades que cambiarían nuestra sociedad sin remedio, así como la probabilidad de que se produzcan antes de 2050. Muchos de ellas se incluyen en cualquier predicción pero probablemente no se desarrollarán de la forma en que la gente imagina, asegura la revista.
Una posibilidad obvia es la clonación humana, que se cataloga como probable. "Es muy difícil pero también parece ser inevitable", señala Charles Q. Choi. Desde que se produjo en 1996 el nacimiento de la oveja Dolly, que fue el primer mamífero clonado, muchos lo han intentado pero el proceso ha resultado estar plagado de dificultades, al contrario de lo que sucede en otros mamíferos, como las vacas o los perros.
¿Y si se descubrieran dimensiones extras, que sumar a las cuatro establecidas por Einstein? La probabilidad de que esto suceda está en la mitad de la escala que establece la revista y el acelerador LHC podría alcanzar la energía suficiente como para proporcionarnos un atisbo de otras dimensiones. La prueba de que existen "alteraría drásticamente nuestra noción de la realidad", dice el cosmólogo Max Tegmark.
La vida inteligente extraterrestre es otro de los acontecimientos que alcanzarían la primera plana de los periódicos sin duda alguna. ¿Cómo responderíamos a una señal del espacio? se pregunta John Matson. El descubrimiento de sistemas planetarios distintos del nuestro da mayor base a la hipótesis de que existe vida en otros lugares del universo, pero la dificultad de comunicación y la de detectar vida primitiva hacen que la probabilidad de que suceda antes de 2050 se considere baja.
El miedo a que se produzca un conflicto nuclear sigue vivo, a pesar de los esfuerzos para controlar las armas atómicas. Si se da a escala local, no habría efectos globales a no ser que se tiraran docenas de bombas nucleares, recuerda Philip Yam, y entonces se produciría una pesadilla de alcance mundial, con miles de millones de víctimas directas e indirectas. La probabilidad es baja.
La creación de vida es otra vieja aspiración todavía sin culminar, aunque se considere muy probable que se consiga. Por ahora se sintetizan en laboratorio genes o incluso genomas completos, pero se insertan sólo en microorganismos y además estos son naturales. La biotecnología está en todas partes pero lo inanimado no se convierte en vivo. Las enzimas de los detergentes se han modificado para que actúen en agua fría, por ejemplo, recuerda David Biello.
Los superconductores de alta temperatura, si existen, cambiarían radicalmente las redes eléctricas, por ejemplo, pero la probabilidad está solo en la mitad de la escala, lo mismo que una nueva pandemia letal, como la que hizo temer el nuevo virus de la gripe H1N1. Que la inteligencia artificial produzca máquinas con conciencia es probable y revolucionará el mundo. La subida del nivel del mar (muy probable) redibujará los mapas y afectará de modo casi inimaginable a todo el planeta, mientras que conseguir explotar la fusión nuclear como fuente de energía se considera muy poco probable, menos que la colisión catastrófica de la Tierra con un asteroide, aunque se puedan producir eventos locales de gran gravedad.
Por último, existe la casi certeza de que se va a producir el gran terremoto tantas veces predicho en California, pero no se puede estimar la gravedad de sus consecuencias.
Madrid - 22/05/2010
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