Por Isaías Ferreira Medina
El comportamiento de la naturaleza es analógico: la intensidad (amplitud) de los fenómenos que en ella se producen cambian continuamente en un intervalo determinado de tiempo. La presión atmosférica y la temperatura, por ejemplo, están cambiando continuamente de un valor a otro y en el ínterin registran millones de valores, con mayor o menor intensidad. Otro ejemplo de señal analógica es la que envía nuestra voz.