Perfil breve
Por Isaías Medina Ferreira
La palabra inglesa que se utiliza para designar un error en el “software” de un computador es bug (insecto). El término lo acuñó Grace Hopper, pionera de las computadoras, mientras trabajaba para la marina de los Estados Unidos en la Harvard Mark I, una computadora electromecánica cuyo elemento activo de conmutación era el relé o relay.
“En 1945, un verano húmedo y caliente”, cuenta Grace, “de repente la Mark I paró su operación. Investigaciones ulteriores determinaron que un insecto había quedado atrapado en uno de los contactos de un relay... removimos el intruso con pinzas y lo pegamos en el libro de registro con una nota que decía ‘el primer caso de insecto encontrado’, y la Mark I continuó trabajando sin problemas. Después del incidente, cada vez que el oficial nos preguntaba si había algún progreso, la respuesta era invariablemente ‘estamos depurando (debugging) la computadora’”.
Grace Hopper fue una mujer “fuera de serie”, como dicen, que triunfó decisivamente en campos no sólo vedados para las mujeres, sino que por ser tan nuevos algunos, eran extraños para la mayoría de los mortales, hombre o mujer. Fue oficial de carrera de la marina de los Estados Unidos, alcanzando el rango de almirante; se considera una de las primeras programadoras de computadoras, habiendo desarrollado el primer “compilador”, un programa traductor de lenguaje de programación de “alto nivel” —el que usa construcciones gramaticales parecidas al lenguaje de los humanos: inglés, español, etc. Ejemplo de esas lenguas de programación son C++ y Visual BASIC. La traducción debe hacerse al lenguaje binario (de “bajo nivel”) que es el único que las máquinas entienden.
Grace trabajó también en el desarrollo de COBOL (COmmon Business-Oriented Languaje), el primer programa de alto nivel desarrollado exclusivamente para negocios.
Nacida el 9 de Diciembre de 1906, en Nueva York, Grace Hopper demostró curiosidad por las máquinas desde temprana edad cuando a los 7 años desensambló todos los relojes de alarma de la casa para ver cómo funcionaban. Esta curiosidad le serviría bien en su carrera.
Siendo profesora de Vassar College, donde se licenció en 1928, Grace recibió un doctorado en matemáticas de la Universidad de Yale, en 1934. Su profesorado en Vassar continuó hasta 1943 cuando se unió a la marina con el rango de teniente. Con los preparativos de la guerra, su primera asignación fue en el centro de cómputos de los Laboratorios Cruft de la Universidad de Harvard, bajo la dirección de Howard Aiken, quien desarrolló la serie de computadoras Harvard-Mark.
Grace fue la tercera persona en programar la Mark I. Más tarde trabajaría en el desarrollo de las Mark II y III.
Mujer incansable, Grace Hopper siempre tuvo más de un trabajo, pues mientras trabajaba en la industria, también enseñaba. “Haber entrenado tantas mentes jóvenes fue mi mayor logro y haber servido a mi país mi mayor orgullo”, decía. Llegando al final de su carrera, daba hasta 200 charlas anuales, además de ser consultora de algunas de las compañías de computadoras más prestigiosas, como Digital Equipment Corporation (DEC, hoy parte de Compaq-Hewlett-Packard).
Su sentido del humor, además, como lo atestigua la anécdota que da entrada a este escrito, fue legendario.
Su dedicación y aportaciones le granjearon el respeto y el reconocimiento tanto de la industria, como de la familia académica y la militar. Entre los múltiples premios que recibió, están por lo menos 37 doctorados honoríficos; haber sido nombrada la primera persona “Man of the Year” (Hombre del Año; en ese tiempo no existía la preocupación o necesidad de estar “políticamente correcto”) en el campo de la ciencia de las computadoras; fue el primer norteamericano, hombre o mujer, y la primera mujer en la historia de ese cuerpo, en ser electa “Distinguished Fellow” (Miembro Distinguido) de la Sociedad Británica de Computadoras (British Computer Society); y, fue la primera mujer en los Estados Unidos en recibir la Medalla Nacional de Tecnología.
A su muerte, acaecida en Enero 1, de 1992, en Arlington, Virginia, USA, Grace Brewster Murray Hopper, fue enterrada con todos los honores militares de la marina en el Cementerio Nacional de Arlington.
A Grace Hopper le debemos no sólo su pasión por el trabajo bien hecho, sino también muchas de las técnicas de programación las cuales —nacidas de su visión futurística inquebrantable, que no se amilanó cuando le dijeron que la idea de lenguas de programación en lenguaje similar al inglés no eran posibles, pues “las computadoras no entienden inglés” —, hacen hoy que las computadoras sean más fáciles de usar.
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