Por David Cuen
BBC Mundo, @davidcuen
Tony Hall, de la BBC
El director general de la BBC presentó ayer una serie de cambios en la corporación británica con el objetivo de hacerla más digital y acercarla a una nueva audiencia que ya no responde a la televisión del pasado.
Ahora la apuesta central de la organización será el BBC iPlayer, su sistema de contenido a la carta o en otras palabras, el Netflix de la BBC. Se creará además un nuevo servicio llamado Playlister para que la audiencia pueda identificar la música que escucha en programas y oírla o verla después en Spotify o Youtube.
Hace poco el público se conformaba con esperar pacientemente que los canales de televisión agendaran sus programas favoritos. Hoy van a internet a buscarlos.
La audiencia de antaño consumía noticias y entretenimiento en su televisor o en su radio, hoy los adolescentes lo hacen en la palma de su mano, hablan de ello, lo debaten y comparten en redes sociales.
El público evolucionó... ¿Y los medios?
La BBC es como un monstruo de mil cabezas. Tiene un área comercial (que es una empresa independiente), un área doméstica, publica, y una internacional con áreas comerciales y otras públicas.
La BBC doméstica es una empresa pública porque está financiada por el TV licence que es una tarifa que se paga por tener un televisor en casa o acceder a programación televisiva en internet. Al responder a la gente y no al gobierno o inversores, la BBC garantiza su independencia.
Los cambios anunciados este martes pretenden dar a esa gente más por su dinero.
Uno de los cambios más relevantes es que el BBC iPlayer dejará de ser una plataforma para ponerse al día con los programas que uno se perdió y se convertirá en un centro de entretenimiento con contenido creado específicamente para él, además de los programas transmitidos en televisión.
Este año, a modo de experimento, algunos programas salían el iPlayer una semana antes de aparecer en televisión. Ese modelo se convertirá en la norma para que la audiencia decida qué ver y cuándo verlo
En el fondo, la corporación británica está reconociendo una realidad: la televisión ya no manda. La vieja caja ha dejado de ser la protagonista del espectáculo y es su contenido el que está asumiendo el liderazgo.
Nuevos jugadores como Netflix, Amazon/LoveFilm, iTunes y otros están dejando claro que la gente quiere decidir cuándo ver programas, en qué dispositivos (móviles cada vez más) y a qué ritmo.
La creación de series exclusivas para internet como House of Cards, Orange is the New Black o la reaparición de Arrested Development no sólo han traído consigo un cambio en el paradigma (se pueden hacer grandes producciones sin la distribución de las grandes televisoras) sino que además han puesto al internauta en el centro de la acción.
Ya no se trata de esperar pacientemente, cada semana, a que un nuevo episodio aparezca. Ahora los más adictos pueden ver toda una serie en una sola sentada, porque todos los episodios se "publican" al mismo tiempo.
Esto trae otros beneficios añadidos. La llamada piratería digital existe -en gran medida- porque los estudios de televisión deciden transmitir el mismo episodio de una serie en diferentes fechas, en diferentes mercados.
Si uno vive en Perú y quiere ver un episodio que se transmitió en la noche en Estados Unidos, tiene que esperar días, semanas o, más frecuentemente, meses para que la televisora local lo transmita. No es de extrañar entonces que el intercambio de archivos digitales (muchos de ellos episodios de televisión) siga creciendo.
Pero si los nuevos jugadores como Netflix ponen la serie al alcance de todos sus mercados al mismo tiempo (sin importar si es Irlanda, Latinoamérica o Estados Unidos) la necesidad de acudir a la piratería pareciera desaparecer.
El BBC iPlayer cuenta también con una versión internacional a la que se puede acceder en países de Europa Occidental, incluyendo España. Cuenta con contenido gratuito y una suscripción que permite descargar programas, acceder a más contenido, entre otros beneficios.
La televisión está cambiando y las audiencias también. La era en la que las televisoras deciden todo está llegando a su fin.
Llegó la época de los internautas y ellos tienen el control en la mano.
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