viernes, 21 de agosto de 2015

JOHANN GUTENBERG

EL INVENTOR DE LA IMPRENTA CON LINOTIPOS MÓVILES, QUIEN A PESAR DE CAMBIAR EL MUNDO, MURIÓ EN LA RUINA
Por Isaac Asimov


En 1454 se estaba preparando para su publicación la primera edición impresa del libro más vendido del planeta. El lugar, Alemania; el editor, Johann Gutenberg. Pero como los premios de este mundo son a veces caprichosos, sus esfuerzos le llevaron a la ruina un año después.

Johann Gutenberg venía experimentando con pequeños rectángulos de metal desde hacía veinte años. Todas las piezas tenían que ser exactamente de la misma anchura y altura para que encajaran perfectamente unas con otras. La parte superior de cada rectángulo estaba moldeada delicadamente en la forma de una letra del alfabeto, sólo que invertida.

jueves, 13 de agosto de 2015

MOMENTOS ESTELARES DE LA CIENCIA

Por Isaac Asimov

Para acceder al libro, haga clic aquí: Momentos estelares de la ciencia

Un gran recorrido por algunos puntos de inflexión de la ciencia y los científicos que los hicieron posible, de Arquímedes a Goddard, pasando por Copérnico, Gutenberg, Galileo, Pasteur, Darwin, Mme. Curie, Faraday, Newton, Einstein, etc.

Este libro es parte del estupendo catálogo de Libros Maravillosos de Patricio Barros y Antonio Bravo, de Antofagasta, Chile, a quienes estamos inmensamente agradecidos por su venturosa iniciativa.

www.librosmaravillosos.com

lunes, 10 de agosto de 2015

ARQUÍMEDES

Por Isaac Asimov

Cabría decir que hubo una vez un hombre que luchó contra todo un ejército. Los historiadores antiguos nos dicen que el hombre era un anciano, pues pasaba ya de los setenta. El ejército era el de la potencia más fuerte del mundo: la mismísima Roma.

Lo cierto es que el anciano, griego por más señas, combatió durante casi tres años contra el ejército romano... y a punto estuvo de vencer: era Arquímedes de Siracusa, el científico más grande del mundo antiguo.

El ejército romano conocía de sobra la reputación de Arquímedes, y éste no defraudó las previsiones. Cuenta la leyenda que, habiendo montado espejos curvos en las murallas de Siracusa (una ciudad griega en Sicilia), hizo presa el fuego en las naves romanas que la asediaban. No era brujería: era Arquímedes. Y cuentan también que en un momento dado se proyectaron hacia adelante gigantescas garras suspendidas de una viga, haciendo presa en las naves, levantándolas en vilo y volcándolas. No era magia, sino Arquímedes.